Y no, no me refiero a un futuro bebé que viene en camino. Sino que seguimos con las partes que deben dar equilibrio a las relaciones de pareja para que estas funcionen lo suficientemente bien. Seguramente ya habrás leído mi anterior post en el que presentaba una pareja como si fuera una mesa de tres patas formadas por “tú, yo y nosotros” (utilizo esta metáfora para no repetirme más con las naranjas…); pues bien, igual que es generalmente compartido que cada persona adulta es responsable de velar por su cuidado y bienestar, en la pareja dicha responsabilidad recae en ambas partes de esta, y ¿dónde situaríamos ese cuidado mutuo? Pues en “el nosotros”.
No sé si alguna vez has oído hablar sobre la “Teoría del Amor” de Robert Sternberg, que, aunque no hace referencia al “tú, yo y nosotros”, utiliza otro triángulo muy importante que en toda relación de amor debe darse para que sea buena y satisfactoria. Señala tres elementos fundamentales: “la intimidad” (se refiere al vínculo establecido entre las partes, algo así como cercanía y complicidad), la pasión (deseo sexual por un lado, y anhelo de compartir tiempo y espacio con nuestra pareja más allá del sexo) y por último, el compromiso (nivel de implicación que asume cada persona que forma la pareja respecto de la otra parte; viene a ser la lealtad y responsabilidad que se siente hacia la persona amada, así como la intención y prospección de compartir una parte de la vida con la misma).
Una vez más, en palabras de Elizabeth Gilbert “es necesario encontrar el equilibrio” entre estos tres. Pero no es poco frecuente que nos encontremos parejas que de alguna manera no tienen el mismo nivel de implicación. Por ejemplo:
- Parejas con alto nivel de intimidad y pasión, pero bajo en compromiso: este tipo de relaciones podría ser compatible con lo que habitualmente conocemos como “el casi algo”; todo lo demás puede ser maravilloso, se puede tener mucha conexión dentro y fuera del aspecto sexual… pero si no hay un compromiso firme por ambas partes (o solo por una) es muy probable que estos vínculos, o no se mantengan en el tiempo, o de hacerlo al menos una de las partes salga muy dañada.
- Parejas donde hay un alto nivel de compromiso e intimidad, pero muy bajo nivel de pasión: Podrían ser aquellas parejas donde la rutina, los deberes, las preocupaciones, otros intereses… se han adueñado tanto del área perteneciente de la pasión, que la ha dejado sin espacio. No solo ocurre que no se tengan relaciones afectivo-sexuales con frecuencia, sino que puede incluso darse que se haya perdido el deseo por las mismas por parte de una de las personas que forman la pareja, o incluso por ambas. También podría suceder (en los casos en que se ha perdido el deseo sexual por ambas partes) que el vínculo en la pareja haya evolucionado de un vínculo amoroso a un vínculo de amistad. Igualmente, sea cual sea la razón subyacente, seguramente duele.
- Parejas con alto nivel de pasión, alto nivel de compromiso y bajo nivel de intimidad: Quizás este tipo de parejas no sean las más frecuentes, pero no por eso duele menos ese vínculo que no se sabe bien porqué… no termina de cuajar. Cuando hay un deseo firme por ambas partes de crear un proyecto en común, los momentos de pasión son realmente buenos, pero en cuanto a formas de ver o sentir la vida no hay manera de llegar a un entendimiento… o conseguimos que esas diferencias queden recluidas en la parte individual de los miembros de la pareja (“el tú” y “el yo”), o de lo contrario es muy probable que, si invaden el “nosotros”, la relación de pareja se vea muy dañada. En estos casos es muy habitual encontrar discrepancias significativas en temas relacionados con la ideología política, la religión… o incluso el fútbol. Y que dos de tres funcionen tan bien… y solo una parte no funcione bien, puede ser realmente doloroso para ambas partes.
¿Todo esto quiere decir que la mejor solución es romper la relación de pareja? No, pero quizás sí haya que recurrir a ayuda terapéutica para poder encontrar el equilibrio que por sí sola, la pareja no está consiguiendo.
De romper (a excepción de las relaciones de violencia) siempre habrá tiempo…